El verano es una de las estaciones más esperadas del año, pero también una de las que más afectan a la piel. La exposición prolongada al sol, el agua del mar y el cloro de las piscinas pueden debilitar la barrera cutánea, provocando sequedad, irritación y acelerando el envejecimiento de la piel. Aunque el sol es una fuente de vitamina D y energía, sin la protección adecuada puede llegar a causar daños en la piel, desde deshidratación y quemaduras e incluso enfermedades.
Por eso, es importante mantener una buena rutina diaria de cuidado de la piel que incluya la aplicación de un protector solar adecuado antes de exponerse al sol y una hidratación profunda y reparadora después de un día de playa o piscina. Incorporar productos que ayuden a restaurar y fortalecer esa barrera cutánea es clave para mantener una piel sana, flexible y protegida durante todo el verano.
1. Protección solar diaria
La Loción Hidratante de Rostro SPF 50 es una loción hidratante ligera con fotoprotección solar alta. Está indicada para pieles normales a secas enriquecidas con 3 ceramidas esenciales que ayudan a restaurar la barrera natural de la piel. Su fórmula, desarrollada con dermatólogos, incluye tres ceramidas esenciales, niacinamida y ácido hialurónico, activos que ayudan a reforzar la barrera cutánea, calmar la piel y prevenir la deshidratación. Además, es apta apara pieles con tendencia acneica y sensibles por su fórmula libre de perfumes.
2. Hidratación después de la exposición solar
Tras la exposición solar, la piel necesita mucha hidratación. La exposición al sol, el agua salada y el cloro pueden dejar la piel tirante, deshidratada o sensibilizada. La Loción Hidratante CeraVe, con su Tecnología patentada MVE de liberación prolongada, proporciona hidratación durante 24 horas, ayudando a restaurar la función barrera y aliviando la sensación de sequedad. Su fórmula no grasa y de rápida absorción la convierte en un básico para después de la ducha o tras un día de playa. Su uso continuado ayuda a prevenir la descamación y la pérdida de elasticidad propia del daño solar.